Hay dos cosas que nunca andarán juntas, el enojo y la paz, porque el enojo reemplaza la paz.
Hay familias cuyos miembros caminan como en un campo minado, cualquier cosa que digan puede ser una mina, hablar sobre un tema, dejar algo fuera de lugar, hasta cosas tan sencillas como exprimir la crema dental desde el medio. Y la víctima que pise la mina será el blanco del enojo de esa persona que siente ira con frecuencia
La Biblia nos dice que el que no es prudente, enseguida se enoja. Esto trae consecuencias en ambos lados, en la persona que puso la mina y en aquel que la pisó.
Consecuencias del Enojo:
- Se pierde la paz.
- El enojado comete errores al estar haciendo cualquier actividad porque no se concentra bien en lo que hace, o ya lo hace de mala gana.
- Se dicen cosas que de otra manera no se dirían y generalmente son hirientes.
- Trae más enojo.
- Crea contiendas.
- Revuelve problemas antiguos.
- Atrapa a la gente y lo puede tener así, horas, días, meses y hasta años.
Por eso la Biblia dice: Que no llegue la noche y aún estés enojado.
Es hora de empezar a desactivar esas minas de nuestro hogar, de nuestro trabajo, de nuestra iglesia. Se desactivan primero pidiendo a Dios para que nos ayude a saber dónde están escondidas, desenterrarlas, y tal vez aquí habrá dolor pero es necesario, pedir perdón, y sanar.
¿Es tu casa un campo minado?
Los necios fácilmente se enojan; los sabios perdonan la ofensa. Proverbios 12:16
Recuerden esto, queridos hermanos: todos ustedes deben estar listos para escuchar; en cambio deben ser lentos para hablar y para enojarse. Santiago 1:19
«No permitan que la ira los haga cometer pecados»; que la noche no los sorprenda enojados. Efesios 4:26
Fuente: http://www.reflexionesmerybracho.com/