Las complicaciones de la vida, el ir y venir hacen que nos olvidemos de lo que es verdaderamente importante. El cansancio, el estrés, las preocupaciones ... ocupan la mayor parte de nuestra mente, no dejándonos descansar, y dando paso al descuido y a la dejadez de pequeñas cosas que forman los momentos y recuerdos mejor guardados. No hace falta mucho para romper lo que por años se construyó, o tan sólo un par de minutos para ahogar lo que por tantos años se cultivó. En ese instante todo se desvanece y llega a su fin, si decidimos que así sea. ¿De verdad dejaremos que ese error borre los recuerdos de una vida llena de momentos maravillosos y de conquistas ganadas a pesar de la dificultad, dejaremos que lo que juntos construimos sea derribado en tan sólo una hora? O lucharemos por que florezca otra vez la chispa que nos unió? La chispa que sólo necesitaba que nos dieramos cuenta de que debía ser regada con el tiempo que nos robó la preocupación y complicación de este mundo. Puede que por fuera hayamos cambiado, de hecho, el tiempo ha hecho que tengamos alguna que otra arruga de más y alguna que otra cana, y quizás lo que somos por dentro, tiene ahora más conocimiento y madurez del mundo, pero las personas que decidieron darse el sí quiero ante Dios y los hombres son las mismas. El amor que nació en nosotros aquel día, puede reactivarse, si ambos luchamos por que así sea, pero no dejaremos que el diablo arranqué lo que Dios nos dio. No permitiremos más que el descuido, la falta de dedicación del uno y del otro o las influencias externas, interfieran en nuestro amor. Dios nos dio el privilegio de formar una familia de bendición, y no vamos a permitir que el enemigo la destruya y nos recuerde los errores cometidos, vamos a entregarle a Dios el control de nuestro hogar, y dejar que su perdon y amor lo inunden y nos inude por completo. Dios tiene un propósito con nuestra familia, no seremos nosotros quienes lo rompan.
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Debes saber una cosa "no todo está perdido, pero aún no hay nada ganado", vas a permitirle al diablo que te robé tu bendición, o vas a dejar que Dios te ayude a recuperar lo que te dio?
Autor: Tabernáculo de la Gracia