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Sueño de un Hombre


Una vez, hace un buen tiempo atrás, leí acerca de un sueño que tuvo un hombre, el cual impactó mi vida y me puso a reflexionar acerca de la misericordia del Señor, el sueño era más o menos el siguiente:

Este hombre despertó perdido en un lugar muy similar a una biblioteca gigantesca, donde los pasillos parecía que no tenían fin. Existían, al igual que en las bibliotecas, ficheros enormes organizados alfabéticamente, los temas que contenían esos ficheros eran sobre la vida de ese individuo, entonces ese hombre totalmente sorprendido abrió un fichero en la letra M, y buscó la palabra matrimonio, quedó casi paralizado cuando descubrió que ahí estaba escrito absolutamente todo lo que él había vivido desde el día en que contrajo matrimonio, estaban escritas todas las veces que insultó y que hasta golpeó a su esposa, quedó anotado cada vez que se arrepintió de haber tomado la decisión de casarse y hasta las veces que fue infiel con su esposa, también las noches en que llegaba muy tarde y en su ebriedad hacía cosas muy vergonzosas. 
Entonces el hombre muy avergonzado cerró el fichero con el propósito de que ninguna persona se diera cuenta de lo que había hecho. 

De pronto abrió otro fichero donde estaba lo relacionado con el colegio, observó todas las veces que copió en los exámenes y las ocasiones en que faltó con sus obligaciones, de nuevo avergonzado cerró el fichero; lo volvió a abrir en el tema de hijo para notar que estaba escrito todas las veces en que desobedeció y se rebeló contra sus padres, hasta las muchas oportunidades en que los maldijo y los trató muy mal, volvió de nuevo a abrir su fichero en la palabra trabajo y que vergüenza, se podía ver las veces que mintió a sus patrones y que los engañó. Cuando él observó su juventud y las situaciones de lujuria y desenfreno sexual por las que pasó, estuvo a punto de entrar en shok, no podía creer lo que le estaba pasando, al principio parecía un sueño pero después ya no era tal, corría por todos pasillos interminables y volvía a abrir los ficheros y se encontraba con cosas malas que había hecho, en eso pensó, voy a destruir los ficheros, pero lo intentaba y no podía, eran como de hierro y no se podían desprender del lugar en que estaban. 

De pronto pensó voy a ver las buenas obras que realicé y se dirigió a toda prisa al casillero, era el más pequeño de todos, los demás eran casi imposibles de leer por la gran cantidad de información que tenían pero este se podía leer en menos de cinco minutos. 

De nuevo el hombre volvía a entrar en crisis y cada vez que abría otro fichero se imaginaba que había muerto y que ese era su juicio final, por supuesto que su temor era gigantesco porque toda la información que había de su vida era muy mala, a ratos lloraba, gritaba, su angustia y su desesperación crecía, el miedo, el temor y la culpabilidad lo estaban enloqueciendo, no sabía que hacer, creía que estaba perdido. 

De pronto, en llanto, empezó a pedirle perdón a su esposa, a sus hijos, a sus padres y a todas las personas a las que le había hecho daño. Pero luego pensó con mucha vergüenza, si Dios está aquí y se da cuenta de todo esto creo que me mandará al infierno; así que corrió a toda velocidad a tratar de rallar lo escrito en los ficheros, pero no se podía tampoco. 
Se tiró al suelo y llorando creyó ahora firmemente que estaba perdido, que no había salvación, se dio por vencido, pero en medio de su desesperación se arrepintió de sus malos actos y le pidió perdón al Señor, entonces una voz se escuchó y le dijo: yo pagué por todos tus pecados al precio de mi sangre derramada, ahora ya no hay acusaciones contra ti, tu cuenta ha sido cancelada porque siempre te he amado. 

Luego vino un tiempo de paz, el hombre se levantó diferente, relajado; tomó aire y se dirigió a los casilleros que había abierto, para llevarse la sorpresa de que ya no se podía leer nada más de lo que lo acusaba, todo se había borrado, solo había escrito con letra en color rojo, y a manera de sello, cuenta cancelada y firmada con el nombre “Jesús”.

No se lo que sucedió después de que este hombre despertó, pero yo deseo preguntarte hoy ¿qué hubieras hecho tu si fueras la persona que despertó después de aquel sueño? ¡continuarías tu vida como si ese sueño fuera igual a cualquier otro, o tratarías de cambiar muchas cosas en tu vida¡. No te parece que Dios está tratando de hablarnos a través de esta reflexión pues en la realidad espiritual esto trata de explicar lo que Jesús hizo por nosotros, al dar su vida en la cruz; y con su propia sangre derramada anuló y canceló todas las actas y los decretos que nos eran contrarios y que nos dirigían al infierno, para limpiarnos de todo pecado y así poder ser aceptos por nuestro Dios padre en el reino de los cielos.

De modo que no debemos temer de un sueño como este si tenemos presente la obra redentora que Jesús realizó en la cruz del Calvario, en la cual Él mismo se ofreció en substitución para pagar por el pecado nuestro, derramando hasta la última gota de sangre de su quebrantado cuerpo. De esta forma nos limpió, nos purificó y nos santificó con el derramamiento de su sangre preciosa, convirtiéndose en algo parecido a los corderos sacrificados por los sacerdotes del antiguo testamento, para expiación de los pecados del pueblo, aunque en un grado muchísimo más serio y sagrado, lo cual vemos muy claro en Hebreos capítulo 9: Vs 12-14 y capítulo 10: Vs 12-14 No por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?. Pero Cristo habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados de muchos, se ha sentado a la diestra de Dios; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Así que el Señor Jesús hizo un solo sacrificio para toda la humanidad; y por medio del creer en Él somos justificados y salvos y tenemos vida eterna en el reino de los cielos.

Costa Rica, 24 abril del 2004

P/ Orlando Barquero A.
Iglesia El Aposento Alto

Fuente: iglesia.net

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