Tropecé en la calle con un extraño que pasaba, y le dije “perdón”. Él contestó: “discúlpeme por favor; no la vi”. Fuimos muy educados, nos despedimos y seguimos nuestro camino.
Más tarde, cuando estaba cocinando, mi hijo estaba muy cerca de mí. Al voltearme casi le pego, y sin pensarlo, le grité: “Quítate”. Él se retiró sentido, sin que yo me hubiera percatado de lo duro que le hablé.
Antes de acostarme, Dios me dijo suavemente: “Trataste a un extraño cortésmente. Pero abusaste del niño que amas. Ve a la cocina y encontrarás unas flores en el piso, cerca de la puerta. Son las flores que cortó y te trajo; son de colores: rosa, amarilla y azul. Estaba calladito para darte la sorpresa y no viste las lágrimas que llenaron sus ojos”.
Me sentí miserable y empecé a llorar.
Fui a su cuarto y suavemente me acerqué y me arrodillé junto a su cama y le dije: “Despierta pequeño, despierta; ¿son éstas las flores que cortaste para mi?” Él sonrió y dijo: “Las encontré junto al árbol. Las tomé porque son bonitas como tú, en especial la azul.”
“Hijo, siento mucho lo que hice, no te debí gritar”.
Él contestó, “Está bien MAMI. Yo te quiero de todos modos.”
“Yo también te quiero y me gustan las flores, especialmente la azul”.
Reflexión:
Los minutos que pasamos con nuestros seres amados deben ser valiosos para ellos y para nosotros. Ya sean nuestros hijos, cónyuges, hermanos o padres, los momentos de experiencias compartidas deben alimentar nuestros espíritus, armonizar nuestras consciencias y ayudarnos a madurar y crecer emocionalmente.
Ten en cuenta que si morimos mañana, en cosa de días, la empresa en la que trabajamos, encuentra un reemplazo y cubre el puesto. Pero la familia que dejamos atrás sentirá la perdida por el resto de su vida. Considera esto, porque a veces nos entregamos más al trabajo que a nuestra propia familia, desvirtuamos nuestra escala de prioridades y nos olvidamos de lo que debe ser realmente importante en nuestras vidas.
Si podemos ser cordiales y corteses con nuestro prójimo, también podemos serlo con quienes nos aman y nos rodean de cariño. Piénsalo, ¿quién está más cerca de tu corazón que los miembros de tu Familia?
Fuente: devocionalescristianos.org