Su habitación esta decorada con algunos vestigios de su pasada grandeza militar.
En su juventud Marcel era un hermético adversario de la religión Hoy en su ancianidad, acepta con gusto a las únicas personas que le visitan. Estas eran personas que le hablaban de la Biblia, del amor de Dios y de Jesús.
Un día Marcel interrumpió a su visitante diciéndole: “Disculpe amigo, todo lo que usted me dice es magnífico, pero sin lugar a dudas, no es para mí.
Hay algo que usted no sabe de mi vida. Mis manos están manchadas de sangre, la sangre de cientos de combates. Dios no puede perdonarme tanto pecado.”
Inmediatamente la persona que le visitaba le abrió la Biblia y le contó la historia de uno de los malhechores que estaba crucificado al lado de Jesús.
Aquel ladrón arrepentido pidió a Jesús el perdón de sus pecados y Jesús le dijo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Aquel anciano legionario secó las lagrimas de sus ojos, le pidió a Jesús el perdón de todos sus pecados y le invitó a vivir en su corazón.
¿Hay sangre en tus manos?
¿Existen cosas demasiadas sucias en tu vida?
Recuerda, sólo Jesús puede limpiar todos tus pecados y decirte:
“Hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Fuente: reflexiones.cristianas.com