Érase una vez una débil anciana cuyo esposo había fallecido dejándola sola, así que vivía con su hijo, su nuera y su nieta.
Día tras día la vista de la anciana se enturbiaba y su oído empeoraba, y a veces, durante las comidas, las manos le temblaban tanto que se le caían las judías de la cuchara y la sopa del tazón. El hijo y su esposa se molestaban al verle volcar la comida en la mesa, y un día, cuando la anciana volcó un vaso de leche, decidieron terminar con esa situación. Le instalaron una mesilla en el rincón cercano al armario de las escobas y hacían comer a la anciana allí. Ella se sentaba a solas, mirando a los demás con ojos enturbiados por las lágrimas, a veces le hablaban mientras comían, pero habitualmente era para regañarla por haber hecho caer un cuenco o un tenedor.
Una noche, antes de la cena, la pequeña jugaba en el suelo con sus bloques y el padre le preguntó qué estaba construyendo.
- Estoy construyendo una mesita para mamá y para ti -dijo ella sonriendo-, para que coman a solas en el rincón cuando yo sea mayor.
- Sus padres la miraron sorprendidos un instante y de pronto rompieron a llorar.
Esa noche devolvieron a la anciana su sitio en la mesa grande. Desde entonces ella comió con el resto de la familia, y su hijo y su nuera dejaron de enfadarse cuando volcaba algo de cuando en cuando.
El Amor y el Respeto son dos valores que deben ser enseñados a nuestros hijos para que cuando sean grandes amen y respeten a su familia y a los demás.
Porque hoy podemos ser jóvenes, pero si Dios lo permite algún día seremos viejos también, y el amor no sólo es una palabra que sale de nuestra boca; se tiene que demostrar con hechos.
Recuerda que como tú trates a tu familia y a los demás, así mismo algún día te trataran.
Porque lo que siembres, eso mismo vas a cosechar y la cosecha es mayor que la siembra.
Si quieres que te amen, ama para que te amen, y si quieres que te respeten, respeta para que recibas respeto.
Respecto a esto el Señor Jesús dijo:
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. Mateo 7:12
Porque hoy podemos ser jóvenes, pero si Dios lo permite algún día seremos viejos también, y el amor no sólo es una palabra que sale de nuestra boca; se tiene que demostrar con hechos.
Recuerda que como tú trates a tu familia y a los demás, así mismo algún día te trataran.
Porque lo que siembres, eso mismo vas a cosechar y la cosecha es mayor que la siembra.
Si quieres que te amen, ama para que te amen, y si quieres que te respeten, respeta para que recibas respeto.
Respecto a esto el Señor Jesús dijo:
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. Mateo 7:12
Autor del comentario: Inginio Roa Pereira.
Anécdota extraída de Internet.