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La conciencia

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Un indio americano visitó la casa de unos vecinos blancos para pedirles un poco de tabaco. El generoso vecino le dio un buen puñado y cuando el indio estaba haciendo cigarros, descubrió un cuarto de dólar entre el tabaco.

De momento pensó que como se lo habían dado debía guardárselo, pero a la mañana siguiente compareció ante su vecino y le devolvió el dinero. Éste le preguntó por qué razón lo devolvía, si nadie se lo podía reclamar. El indio respondió señalando su pecho:

- Es que yo tengo aquí hombre bueno y hombre malo. El hombre bueno me decía: "Ese dinero no es tuyo; tienes que devolverlo a su dueño"

El malo respondía: "Tu vecino te lo dio y es tuyo ahora"

El bueno replicaba: "No es verdad; él te dio el tabaco, no el dinero"

El malo volvía a replicar: "No importa, ahora es tuyo, vete y compra alguna bebida"

El bueno respondía: "No lo hagas"

No sabiendo que hacer me fui a dormir, pero el hombre malo y el hombre bueno han estado discutiendo toda la noche y no me han dejado pegar un ojo. Por esto le devuelvo el dinero, y ahora me siento mejor!!

Parece que la "lucha entre estos dos hombres en nuestro interior" es universal...


Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 
 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.  No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros. (Gálatas 5:16-26)
Seamos ejemplo de que Cristo vive en nosotros obrando como ÉL obraría en cada situación de nuestra vida. Andemos conforme al Espíritu y no conforme a la carne.
Procuremos tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. (Hechos 24:16)

Fuente -- Anécdota: sígueme.net + Autor: Tabernáculo de la Gracia

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